viernes, 12 de enero de 2007

Harlow, Jean ( 1911-1937)
La rubia platinada y vulgar más encantadora de la década del 30 en Hollywood. La fábrica de sueños tenía su tipología propia, y la rubia vulgar, preferentemente platinada, , era sujeto favorito (no confundir con la rubia tonta, otro espécimen frecuentemente explotado), por lo cual siempre existieron desde los principios del cine variedades del reconocible tipo. Pero una rubia vulgar con el mayor de los encantos, esto era algo distinto. Jean Harlow era desprejuiciada, directa, y franca. No tenía nada que ocultar. No era una dama de misterio, como las grandes divas; tenía físicamente inmenso sex appeal, que el blanco y negro exaltaba, y una sinceridad ruda pero infantil que le confería una total simpatía. Enojada era temible; amorosa, irresistible.

Harlow anduvo por los estudios en papeles de extra hasta que atrajo la atención de Howard Hughes, el detestable millonario coleccionista de actrices (¿o es que estoy siendo envidioso?). Hughes la hizo estrella en Hell's Angels (1930), donde se la ve deslumbrante en una de las primeras escenas filmada en colores en la historia del cine; la película, de hecho, hizo historia, y Jean también, aunque más pequeña, con la frase "¿me permites que me ponga algo más cómodo?", grabada en los anales del cine para imitación y parodia. Picaresca y atrevida, fué más noticia por sus andanzas, probablemente exageradas, que por sus actuaciones. Pero Jean era además naturalmente inteligente y ambiciosa, y en poco tiempo desarrolló habilidades destacables, sobre todo en el campo de la comedia. Su natural vitalidad y su gracia fresca y desenfadada, no pocas veces admirable en berrinches espectaculares, la llevaron a la categoría máxima de superstar. Fué pareja cinematográfica de los mejores, Clark Gable, Spencer Tracy, William Powell. Se entretuvo no usando corpiño, y se rió de los hombres que la admiraban o las mujeres que la repudiaban por esto. En épocas de censura más laxa, los modistos se la arreglaban para desnudar su espectacular espalda y para diseñar escotes en el límite de lo prohibido. Y aunque vulgar, Jean era naturalmente elegante y caminaba y se movía con gusto. En realidad, era abiertamente invitadora, y su mirada podía serlo todavía más. En la escena en colores, señalada más arriba, seduce a Ben Lyon sin importarle que sea el hermano de su prometido, y la invitación no es precisamente romántica. Comparada con su casi contemporánea, Clara Bow, la chica "It", es una muy directa seductora frente a una apenas picaresca y siempre sonriente "flapper", incapaz de una mirada estremecedora pero sin artificios. Por suerte, Jean no era tampoco Theda Bara, la vamp del cine mudo.

La vida privada de Jean Harlow fué desgraciada; su existencia breve. Su segundo marido se suicidó a las pocas semanas del casamiento, en uno de los misterios aún no resueltos de los muchos de parecido tipo que siempre asolaron a tinseltown. Pareció encontrar la felicidad al comprometerse con William Powell, el eterno elegante de comedias y dramas del mejor Hollywood, pero mientras éste se decidía, enfermó bruscamente, y murió poco después. Su herencia al momento de su muerte, se dice, no pasaba de miserables veinte mil dólares.

Jean fué convenientemente explotada por Hollywood. Filmó Platinum blonde en 1931, Red headed woman, en 1932, por si alguien pudiera haber tenido dudas y, más explicitamente, Bombshell, en 1933. Fué la mujer ligera que pretendía a Clark cuando este jugaba un affaire con la muy distinguida mujer casada Mary Astor, en Red Dust; cómo Gable podía preferir la anodina Astor (no necesariamente así en la vida real) a la burbujeante Jean es cosa de misterio; probablemente estaba ocupado en otra parte de la acción cuando la disgustada Jean, en una escena muy recordada, se sienta en una silla y enfurruñada pone los pies sobre una mesa, descubriendo sus admirables piernas. Básicamente el mismo triángulo se dá en China Seas, donde la mujer fina es Rosalind Russell. En ambos casos Jean se queda finalmente con el galán. En Dinner at eight (1934), una de las grandes comedias dramáticas de los 30, es infiel a su insoportable marido (Wallace Beery), con el que mantiene épicas disputas sin pelos en la lengua, y provoca de parte de Marie Dressler la más grandiosa réplica de la historia del cine en el mismísmo final. Y vestida (o no tanto), con un espectacular vestido de noche, muestra la espalda más liberalmente exhibida, y más recordable. En el mismo año apareció en The girl from Missouri, en donde, contra su habitual tipo, es la muchacha provinciana que reserva su virginidad para el millonario con el que piensa casarse, si llega a encontrarlo; la película es todavía precensura, y Jean no aparece demasiado virginal, pero si inocente (y encuentra su millonario). En Reckless (1935) está deliciosa en el rol de una actriz; canta (pero podría estar doblada, una de las habituales trampas de Hollywood) y baila en una escena antologizada en la que se la vé delectable. Su galán allí es William Powell, quien parece estar enamorado mas allá de las obligaciones de la interpretación. Contrariamente, en Libeled lady (1936) no se la vé con su habitual atractivo, porque, aunque encabeza un reparto histórico (Loy, Powell, Tracy) pasa todo el tiempo disgustada y gritando, por exigencias del libreto, y todo el encanto se deposita, argumentalmente, en la más distinguida y serena Mirna Loy. Y se vé físicamente disminuída, decididamente falta de frescura. Es dificil imaginar cómo hubiera envejecido.
En su última película, Saratoga, durante cuya filmación enfermó y finalmente murió, no se la vé demasiado bien. Hollywood no era nada sino pragmático: el rodaje siguió después de muerta Jean con una doble y enfoques de espalda, demasiados transparentes para engañar a nadie. No sólo es un final extraño, es despreciable e imposible de sobrellevar. Pero el gran mogol de la Metro, Louis B. Mayer le hizo a Jean un entierro como sólo podía hacer Hollywood, y seguramente se fué a dormir esa noche a pierna tendida, la conciencia aliviada.
PD.- (Pero Hollywood no es nada si no es incorregible. En 1965 cometió la denigración final de Jean con una supuesta biopic "Harlow", que es un ofensivo transvestismo de la realidad, con personajes ficticios y una falsedad tras otra)

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